Nací el 18 de marzo de 1967 en Madrid. No creo
necesario enumerar más datos biográficos. Lo único que se me ocurre,
ante la urgencia de estas letras, es acercar al visitante de la
exposición a esas "pequeñas cosas" que tan hondamente han marcado
y creo marcarán mi obra.
El recorrido de muchos rincones de Europa occidental y oriental
- antes y después de la caída del Muro de Berlín -, ha ido alimentando
durante algunos años un tipo de hambre de difícil solución: el
hambre de ver, de sentir la cercanía de ese sinnúmero de personas
y objetos que irrumpen por doquiera. El tren vino a detenerse
durante varios años en Berlín, cuyo cielo me separó radicalmente
de esa luz alegre que Madrid regala con profusión.
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Pero Berlín, con sus días cortos de invierno y ese olor a sal
que refresca las ideas cuando sopla el viento del Báltico, ha
ido mostrándome el camino hacia una belleza no regida por cánones:
me refiero a la belleza de los objetos herrumbrosos e inútiles
que proliferan en los suburbios de tantas ciudades, por no hablar
de la inefable fisonomía de esas texturas que encontramos en cada
instante de nuestro quehacer cotidiano, o de la sensualidad voluptuosa
de las formas vegetales. Esa falta aparente de alegría de la luz
berlinesa ha regalado profundidad a la claridad de la luz de Madrid.
Espero también se sirvan de ella para acercarse a este conjunto
fotográfico.
Alejandro
Lorente
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